Solo al llegar...
La noche avanza sigilosamente cubriendo todo lo que a su paso encuentra, él se acerca a la puerta de aquél edificio; de la bolsa derecha de su pantalón, saca un juego de llaves y busca aquéllas que le permitirán el acceso. Después de dos intentos la puerta cede, el primer obstáculo ha sido vencido, recorre un iluminado pasillo y se dirige hacia las escaleras que inmóviles esperan su llegada, sube por ellas y por fin, su objetivo esta ahí...
Adentro, un par de agradables voces acompañadas de una tenue y confortable luz le dan la bienvenida; afuera, la imparable oscuridad se ha apoderado de la ciudad.
Ramón Ramos
La noche avanza sigilosamente cubriendo todo lo que a su paso encuentra, él se acerca a la puerta de aquél edificio; de la bolsa derecha de su pantalón, saca un juego de llaves y busca aquéllas que le permitirán el acceso. Después de dos intentos la puerta cede, el primer obstáculo ha sido vencido, recorre un iluminado pasillo y se dirige hacia las escaleras que inmóviles esperan su llegada, sube por ellas y por fin, su objetivo esta ahí...
Adentro, un par de agradables voces acompañadas de una tenue y confortable luz le dan la bienvenida; afuera, la imparable oscuridad se ha apoderado de la ciudad.
Ramón Ramos
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